Historia de unas quesadillas asesinas y una ballena sorda

Amigos de Desvaríos Compartidos (ese gran blog...), tras caer en la trampa de una quesadilla mexicana el domingo por la tarde, me encuentro en mi lecho de muerte mientras escribo estas líneas. Bueno, la verdad es que esto ocurrió hace exactamente una semana pero como es mi blog, escribo cuando quiero y dramatizo lo que me da la gana, ¿vale?

Es más, podría haber palmado debido a esta quesadilla en mal estado y a mi delicado estómago de mujercita y aquí nadie se habría alarmado o preguntado: "¡Oh! ¿Dónde está el bobo este del blog? ¡Cómo lo echo de menos! Creo que habría sido un gran marido para mi hija... Estaba a punto de mandarle una oferta de empleo..." No, no y no, todos sabemos que no, malditos egoístas.

Antes de continuar, quería mostraros mis mejoradas dotes de Paint Photoshop. Esto sucedió el ya comentado fin de semana de las quesadillas, no todo tenía que ser malo. ¡Buena compañía y unas cervezas en el río aprovechando unos rarísimos 18 grados en Bremen es un planazo! (Sí, quería enseñaros esta mierda y no sabía muy bien dónde meterlo, así que lo he metido aquí a golpes).

Pero bueno, a lo que iba. En mi lecho de muerte y tal... El tema es que la situación no podría ser menos agradable. Y ya no porque respire a duras penas, sino porque alguien ha osado perturbar mi descanso. Oigo una ambulancia en el piso de arriba. Pero, ¿una ambulancia?, ¿cómo ha entrado aquí? Si he cerrado la puerta con llave, es imposible...

No, esperad, no es una ambulancia. Creo que podría tratarse de un pájaro con severos problemas mentales. O quizás no es uno, sino varios. Podría estar liándose una orgía de pavos reales... No, lo más seguro es que se trate de una ballena sorda. Sí, eso debe ser. Una ballena sorda que pide auxilio. Eso o... eso o... eso o... ¡eso o es la de arriba intentando cantar ópera! Os adjunto el audio para que juzguéis vosotros mismos:

 

Pues así dos horas y media, amigos de la música clásica. Dos horas y media que aguanté como un jabato los berridos de mi querida vecina de arriba. Puede que últimamente me notéis un poco susceptible, pero, si no me confundo, a nadie le gusta que le estropeen sus escasas tres horas de siesta, ¿no? ¿O me confundo? ¿Eh?

Bueno, a los que ya estabais abonados a Erasmuseando por Bremen no os sonará a chino la historia de mi vecina con sordera encubierta cuyo mayor aspiración en la vida es ser una maldita jode-siestas cantante de ópera... (Dios mío, cómo enlazo webs, soy un genio del Community Management), y a los que no, pues podríais echarle un vistazo si os sobra tiempo. Que, por lo que veo, sí que os sobra, para estar leyendo esto...

Pues nada amigos, hoy me voy temprano a dormir, que el mal cuerpo se me pasó hace seis días. Pronto os contaré nuevas historias, como por ejemplo, que estuve en un conciertazo de Editors en Bremen y vosotros no.

¡Un bratzo!